Todo cuerpo es un candelabro
“Sólo después reflexioné que aquella calle de la tarde era ajena, que toda casa es un candelabro donde las vidas de los hombres arden como velas aisladas, que todo inmediato paso nuestro camina sobre Gólgotas”. Este es un fragmento del poema Calle Desconocida escrito por Jorge Luis Borges que aparece en su hermoso libro Fervor de Buenos Aires . 93 años después, el Papa Francisco lo rescata para nutrir de belleza poética su Exhortación Amoris Laetitia , sobre el amor en la familia. Toda casa es un candelabro por ser expresión simbólica del tejido libertario que le da forma. Cada casa es un candelabro y cada uno de sus miembros es una vela que arde con llama siempre nueva, infatigable, pero que tenemos la inclinación humana de descuidar y por ello, como dice el poeta, arden como velas aisladas. Toda casa es un candelabro y cada cuerpo que la habita también. Dos cuerpos que son, al mismo tiempo, un candelabro, y ese candelabro, esa lámpara luminosa se halla siempre en el centro de la pa