San Oscar Arnulfo Romero y los Derechos Humanos
Por Valmore Muñoz Arteaga En América Latina ha habido una serie de obispos que se han distinguido por su opción por los pobres y su denuncia de la injusticia. Recuerdo unos cuantos: Helder Cámara y Pere Casaldáliga, en Brasil; Leónidas Proaño, en Ecuador; don Sergio Méndez Arceo, en Chiapas; y los obispos que han muerto asesinados, como Enrique Angelelli, en Argentina; Juan Gerardi, en Guatemala; Joaquín Ramos, en El Salvador, y Gerardo Valencia, en Colombia. Sin embargo, Mons. Oscar Romero h a sido el más significativo, no sólo por ser el único asesinado en medio de una Eucaristía, sino por el profundo proceso de conversión que vivió antes de transformarse en ese precursor en la lucha por los derechos humanos en nuestras tierras. Durante mucho tiempo, su oficina en el Arzobispado de San Salvador acudió mucha gente para mostrar a Mons. Romero las diferentes violaciones de los derechos humanos que sufrían. Monseñor los escuchaba con paciencia y acompañamiento evangélico lo que lo llevó